El diseño gráfico es una de las herramientas más poderosas dentro del mundo de la comunicación. Es capaz de crear imágenes que aportan valores, crear connotaciones tanto positivas como negativas en nuestro cerebro y guiar a una empresa al éxito o el fracaso. El diseño, entendido como algo funcional para la sociedad, sin el cual no existiría la comunicación emocional es mi código de conducta.

La identidad física funciona exactamente igual que la identidad empresarial. Es el elemento esencial de todo. Sin nombre no existe nada, sin marca no hay identidad. Para ello las empresas deben ser conscientes de lo que tiene y de lo que aporta una buena identidad. No todo depende del buen funcionamiento o mal funcionamiento de una empresa, si no tiene una identidad que la defina de forma visual. Es aquí donde entra la identidad corporativa, asociada con el branding, para crear estímulos que aporten valores y atributos a la idea que tienen las personas sobre la entidad, es decir, la imagen corporativa de la empresa.

Un color, una forma, un buen «claim», una sensación, un concepto arraigado a una promesa… Esto es lo que define el éxito. Esto es lo que, humildemente, un servidor pretende en cada uno de sus trabajos.